El aumento de la conciencia colectiva en torno a la equidad de género ha generado una paradoja en los mecanismos establecidos para asegurar la participación de la mujer en la convención constitucional, beneficiando a los hombres debido a un mayor número de mujeres electas por votación ciudadana.
Chile avanza en equidad de género tras la elección realizada el pasado 15 y 16 de mayo de los ciudadanos que redactarán la nueva Constitución. Las elecciones han sido consideradas como un verdadero acontecimiento histórico, cuyos resultados dan cuenta de un avance en la conciencia colectiva hacia el establecimiento de la igualdad de condiciones y oportunidades entre mujeres y hombres, principio fundamental para el pleno desarrollo de la sociedad.
Si bien el mecanismo con el que se realizó la elección de constituyentes contemplaba una fórmula para asegurar la paridad de género en el resultado de las elecciones, lo que ya de por sí resultaba ser algo único en el mundo, garantizando de esta forma la participación de al menos un 45% de mujeres en la redacción de la nueva Constitución, lo ocurrido tras las elecciones de convencionales ha sido sorpresivo.
La sociedad chilena por primera vez en su historia ha preferido elegir mayoritariamente a mujeres para asumir un rol tan importante e inédito como el redactar un nuevo marco para el país. Esto ha ocasionado que uno de los mecanismos que pretendían proteger al género femenino y corregir un eventual mayor número de hombres electos, ha terminado en la práctica equilibrando la balanza en favor de los hombres, pues las mujeres electas superaron a los hombres.
Chile avanza en equidad de género y los números dan cuenta de ello:
Las mujeres candidatas a convencionales constituyentes recibieron un 52,20% del total de votos válidamente emitidos en el país y la brecha de representatividad entre mujeres y hombres disminuyó a un histórico 2,9%.
La siguiente gráfica elaborada por Ciper muestra el número de personas elegidas por género antes y después de la aplicación del mecanismo de paridad.
Diversos analistas han compartido sus pensamientos en torno a que se espera que lo ocurrido en Chile pueda transformarse en un ejemplo para toda América Latina y el mundo, pues sumado al reconocimiento del derecho de las mujeres a participar en igualdad de condiciones en la vida de la sociedad, este proceso constituyente representa una oportunidad para crear por primera vez un marco social con la equidad de género como uno de sus principios trascendentales, lo que impactará en la nueva generación de políticas públicas para el país, y permitirá el surgimiento de nuevas formas de liderazgos y representatividad, marcados por la participación de la ciudadanía en los procesos de toma de decisión.
El que la mayoría de candidatos que postularon en esta elección no milite ni participe en ningún partido político, es a su vez una muestra de una nueva etapa en nuestra institucionalidad, en la cual el valor de lo que une se encuentra por sobre el valor de lo que divide.
A su vez, el hecho de que el liderazgo comunitario y social sea en mayor proporción de carácter femenino, da cuenta de la coherencia de los resultados de estas elecciones con la experiencia a nivel de las bases de la sociedad, pues a lo largo de la historia han sido mayoritariamente las mujeres quienes han cargado sobre sus espaldas un rol que en muchos casos, el Estado es quien lo debe ejercer.
Para los chilenos es común reconocer en lo cotidiano a la mujer ejerciendo roles de liderazgo mediante la protección, crianza y educación de los niños -a veces con el único deseo de colaborar con vecinos o amigos- en el cuidado de los ancianos, en la satisfacción de necesidades urgentes de su comunidad -como en las ollas comunes – y en la economía de subsistencia, basada en el desarrollo de pequeños emprendimientos para sostener mínimamente a la familia, entre muchos otros ejemplos prácticos que día a día tienen a ejemplares mujeres como protagonistas.
Las cualidades humanas son esenciales
En un Chile que avanza en equidad de género, son cualidades de cooperación, servicio desinteresado a los demás, sentido de comunidad, empatía por el prójimo, la capacidad de anteponer el bienestar colectivo frente a los intereses individuales, de dialogar, consultar y lograr acuerdos frente a la imposición de planteamientos personales, los que la ciudadanía busca en los representantes electos para confiar la redacción del nuevo marco social.
Un aspecto clave ha sido la visión y capacidad de articularse, lo que ha permitido generar una convocatoria comunitaria que ha brillado en estas elecciones, dando cuenta de que los chilenos valoran mas que nunca las destrezas sociales como algo necesario para realizar los cambios a los que se aspira.
Hoy se escucha de forma cada vez más frecuente en las conversaciones palabras como: dialogar, participar, comunidad, respeto a las minorías, equidad, acuerdos, construir, transformar, independencia ideológica, derechos sociales, protección medioambiental, entre otras.
Estos cambios en la conciencia social ya venían desarrollándose desde hace muchos años, sin que fuéramos del todo conscientes, y sin lugar a duda en medio de la adversidad global que ha causado la pandemia, están emergiendo nuevos puntos de vistas que nos permitirán seguir avanzando en nuestro destino colectivo como humanidad. Hoy podemos tener la certeza de que el reconocimiento de la equidad entre mujeres y hombres ha dejado de ser un discurso aspiracional en la sociedad chilena, y que día a día continúa materializándose en una realidad.
Felicitaciones al electorado chileno por un resultado progresivo que da esperanzas de una sociedad más equalitaria.