Estudio muestra que la diversidad, en especial la cultural, es una oportunidad. La mirada es que nuestras diferencias no nos tienen por qué dividir. Hay un valor a rescatar en ellas.
La plataforma Tenemos que Hablar Chile, sobre participación ciudadana impulsada por la Universidad de Chile y la Universidad Católica realizó junto a “Criteria” una medición previa al Plebiscito del pasado 25 de octubre, en el cual 1.500 mujeres y hombres de todas las regiones y niveles socioeconómicos del país respondieron la encuesta cuyo objetivo fue medir el clima de diálogo y el tipo de conversaciones que se generaban a partir de los distintas temas prevalecientes hoy en día en nuestra sociedad.
En este estudio se demostró la apertura al diálogo por parte de la gran mayoría de los participantes y la búsqueda de una verdad a partir de diversas opiniones, tal como comentó Hernán Houchschild, director de Tenemos que Hablar Chile en entrevista para emol.com “La mayoría de las diferencias que evaluamos no solo no polarizan, sino que son un aporte al diálogo.
Así, más de 90% de los encuestados considera que “es importante escuchar distintas opiniones para resolver los problemas” y que “es importante llegar a acuerdos en los grandes temas del país”.
La encuesta revela que más del 70% de las personas valora la diversidad cultural como un aporte al debate público, cifra que aumenta a un 74% al momento de evaluar la percepción sobre el aporte cultural de los pueblos originarios y a un 73% sobre los aportes culturales en los distintos territorios del país, a su vez un 46% valora el aporte cultural que realizan los inmigrantes.
A su vez, el estudio muestra que la alta valoración positiva que se genera en relación a la diversidad cultural, no se comparte en lo que respecta a la diversidad de ideologías políticas, las cuales, según la encuesta, se configuran como un impedimento para el diálogo constructivo.
«La política no puede ser un obstáculo para el diálogo, tiene que ser un canalizador de él, y hoy no lo está siendo» dice el director de Tenemos que Hablar Chile.
Una situación similar se repite con las diferencias sociales, las que según muestra el estudio, también fueron consideradas por la ciudadanía como elementos que «no contribuyen al diálogo«.
Otro elemento que se estudió fue el estado anímico de los participantes. Muchos de los cuales aseguraban que padecían de estrés constante, sensaciones de rabia e indignación y cansancio. Sin embargo, estos elementos no interfieren demasiado a la hora de mantenerse abierto al diálogo, ya que muchos declaran tener una actitud de apertura y escucha. Así como de no sentir indiferencia. Matías Chaparro, gerente general de Criteria, empresa consultora que trabajó con Tenemos que Hablar Chile para realizar la medición, comentó en la misma entrevista al sitio emol.cl que “Las personas se encuentran más frecuentemente con actitudes de apertura y respeto que de intolerancia y agresividad. En el contexto de la vida cotidiana, los ciudadanos de a pie parecen procesar mejor sus diferencias que los políticos profesionales».
También se pudo comprobar cómo estos espacios de dialogo ayudan a generar capacidades en los participantes, permitiendo que estos puedan “explicar y enseñar cosas”, mientras que otros los perciben como una oportunidad para aprender.
Revisa el informe con el estudio de Tenemos que hablar de Chile y Criteria
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