enero 4, 2025

El Post Pandemia

Noticias Constructivas

Un agradecimiento al Coronavirus

Un agradecimiento al coronavirus

Aunque a primera vista pareciera un error el título de mi columna, decir que no lo es.  De hecho es una invitación para que podamos agradecer al Coronavirus, -de características microscópicas- que ha sido capaz de provocar tanto caos, miedo, dolor, incertidumbre, y por su puesto acciones planificadas y/o desesperadas en cada rincón del mundo, sin dejar a nadie indiferente.

Durante los meses de cuarentena, como a muchos les habrá pasado, he sido una maquina de reflexiones, pensamientos,  además de un tobogán de diversas emociones, que han dado pie a que trate de establecer si el Coronavirus es algo  bueno o es algo malo. A esta altura del partido creo que no es, ni lo uno ni  otro. Simplemente es, y su aparición y expansión trajo una serie de pros y contras,  abriendo la puerta a nuevas experiencias, generando grandes preguntas, invitando a conversaciones significativas,  despertando capacidades y creatividad de innovadores que han dado soluciones oportunas.

Ahora bien, entro de lleno a justificar el título de la columna y me animo a nombrar algunas de las razones por las que deberíamos agradecer a este virus chico pero de grandes consecuencias.

Padres empoderados y más activos, durante la pandemia los padres han tenido que asumir un rol más activo y protagónico en lo que respecta el proceso formativo de sus hijos. Aunque es sabido que esto ha generado mucho estrés en los padres, decir que ha sido una maravillosa oportunidad para que el hogar se convierta en un espacio más consciente de aprendizajes mutuos, tanto en el ámbito académico como en lo humano.

Familias más unidas, por la necesidad física de mantenerse en el hogar las familias experimentaron las bondades y los desafíos de estar juntos por un tiempo largo, lo que facilitó la posibilidad de conocer de manera más profunda a los miembros de la familia. Motivó a planificar nuevas actividades, instó a entablar conversaciones distintas, a distribuir mejor las tareas de hogar, además  hizo más visible la necesidad de estar conectados con la familia extendida como son los abuelitos, primos, tíos y amigos a quienes no se puede abrazar ni conversar cara a cara como antes, y por lo tanto, hemos  aprendido  a valorar dichas relaciones humanas.

Activación de planes personales, aquellos que estaban en el cajón de los imposibles, los que se frustraron por distintas razones, los que nunca vieron las luz; todos esos planes empezaron a tomar más forma e impulso y sin duda, post pandemia tendremos más proyectos que beneficien a la comunidad.

El despertar del ingenio de varios innovadores que empezaron a dar respuestas a necesidades urgentes tales como alternativas de respiradores, nuevas aplicaciones tecnológicas, producción de mascarillas impresas, test rápidos , proceso acelerado de medicinas y vacunas para paliar la pandemia.

Ver con mayor claridad la disparidad y carencias sociales, sin lugar a dudas uno de los aspectos más positivos de esta pandemia viene de la mano de la posibilidad de observar de cerca la vergonzante disparidad entre los que tienen y no tienen. Asombrarse con la situación de aquellos que pueden pasar mejor su cuarentena con aquellos que intentan sobrevivir en infraestructuras precarias, hacinados  y con una escasez de comida. Esto no debe ser sólo un asombro de pandemia debe ser un tema a superar post crisis sanitaria.

Actos de actos de solidaridad  que se han difundido por distintos medios de comunicación que se han convertido en puentes para tender la mano y ayudar a quienes padecen. Estos gestos reflejan corazones grandes que necesitamos que se multipliquen por cientos.

Nuevos contenidos en los medios, dando la oportunidad de librarnos de contenidos violentos, sensacionalistas y superficiales.  Ahora -aunque sean en porcentajes- menores se abre la posibilidad para que los medios replanteen el rol que deberían tener en miras de construir una cultura distinta, que impulse virtudes, relaciones humanas más sanas, y que finalmente su objetivo esencial se el educar.

El respiro al planeta, se hizo evidente no sólo con especies animales que empezaron a ocupar espacios usurpados, sino también por la reducción de gases contaminantes, además de una significativa reducción del consumo.

Desarrollo de capacidades en uso de tecnologías, como nunca antes todos empezados acercarnos a la tecnología hasta convertirla en una herramienta vital para estudiar, para entretenernos, para comprar, trabajar, para comunicarnos, informarnos, reducir distancias entre los seres queridos, habilitar nuevos espacios para aprender, reflexionar y conversar con profesionales de los que estamos aprendiendo.  Incluso hay quienes han usado la tecnología para lanzarse al éxito y convertirse  en comunicadores de nuevas ideas e impulsar cambios necesarios y visiones renovadas.

Surgimiento de preguntas junto con reflexiones urgentes que todos hemos experimentado y que si somos capaces de capitalizarlas bien, podremos utilizarlas como un trampolín para crecer y no permitir que este año se considere como perdido. Hagamos  que dichas preguntas y reflexiones gesten a una mejor versión de cada uno de nosotros, que implique el sentirse parte de un todo, y reconocerse como un actor que no sólo puede sino que debe impulsar una transformación con un impacto global y local.

Uso de un lenguaje que incorpora las virtudes con alegría desde diversos ámbitos he escuchado dar una prioridad especial y urgente a la practica de virtudes como medio para salir airosos de esta pandemia. Cuánta necesidad tenemos de ser más responsables con nuestros actos, de buscar la unidad como medio para que todos salgamos de la crisis, de ser respetuosos con las normas y políticas que se sugieren, más solidarios para tender la mano, más humildes ante factores externos, más confiados y sentir que todo va a mejorar. 

Un agradecimiento al coronavirus pues parece que hemos descubierto que las virtudes son una solución a muchos de los males de la sociedad por lo que  desarrollarlos se ha vuelto una urgencia.  

Soy consciente que para muchos esta columna puede estar alejada a la realidad que muchos están padeciendo con la perdida de seres queridos, carencias económicas y/o perdida de trabajo. También soy consciente de las aberrantes estadísticas de los casos de violencia intrafamiliar donde las principales víctimas son mujeres, del número de violaciones y embarazos no deseados a menores de edad en el espacio donde se supone deberían ser protegidas. Pese a este lado negativo de la pandemia quiero ser capaz de ver más allá de lo evidente, quiero entender la justa medida de esta cita de Bahá’ú’lláh  que decía: “Sé generoso en la prosperidad y agradecido en la adversidad”.

Artículo escrito por Claudia Albarracín, directora de Mundo de Virtudes